Sevilla
Sevilla es una de esas ciudades que lo tiene todo: historia, cultura, tapas infinitas y un ambiente que te atrapa en cada esquina. Entre la Giralda, el Alcázar, los barrios llenos de color y el río Guadalquivir, es imposible no enamorarse.
Nosotras llegamos en Renfe desde Madrid, súper rápido: en apenas 2h30 ya estábamos en pleno sur, listas para explorar.

Lo turístico:
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Giralda y Catedral de Sevilla: las vistas desde arriba son un must.
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Real Alcázar: jardines de cuento (literal).
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Plaza de España y Parque de María Luisa: paseos que parecen sacados de una postal.
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Barrio de Santa Cruz: callejones estrechos y llenos de encanto.

Lo local y alternativo:
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Triana: cruzando el río, tapas auténticas, flamenco y el mercado de Triana para vivir la esencia sevillana.
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Alameda de Hércules: zona alternativa con bares, copas y terrazas llenas de ambiente joven.
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Atardecer en el Guadalquivir: desde el Puente de Triana, plan simple pero inolvidable.
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Rooftops: la terraza del Hotel EME con vistas a la catedral es brutal.
Al final, Sevilla es un cuento: calles que parecen escenarios, plazas llenas de vida y un ritmo que te envuelve desde que llegas. Si quieres disfrutarla con calma, lo ideal es un fin de semana completo para perderte entre sus barrios, probar tapas sin prisa y dejarte llevar. Pero si eres de planes intensos, en uno o dos días también puedes vivir lo mejor de la ciudad y regresar con el corazón lleno de flamenco, historia y atardeceres dorados.
¡Agrega un comentario con TUS tips de este destino!
Así poco a poco vamos armando un viaje increible juntando ambas experiencias.
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